En esta oportunidad, haremos especial hincapié en la Valleta, uno de los lugares más emblemáticos de la isla, que ciertamente cautivará vuestros sentidos con su historia y su extraordinaria belleza.
La Valletta es la capital de Malta, con un bonito puerto que la permite asomarse al mar y en cuyos alrededores las calles componen un barrio típicamente marinero. Desde el puerto el aire salado procedente del Mediterráneo se filtra por la ciudad, creando un ambiente sorprendente por la mixtura de sus sobrios edificios con olor a mar.
La ciudad fue construida en 1566 por los Caballeros de la Orden de San Juan, a quienes en 1530 Carlos V cedió la isla y éstos con sus murallas la hicieron inexpugnable. También la Orden de San Juan de Jerusalén u orden de Malta mandó construir la Co-Catedral de San Juan, la obra más impresionante de la isla. De estilo barroco, contribuye al prestigio de la ciudad más allá de sus fronteras.
Lo primero que llama la atención al entrar en ella son sus suelos, que lo forman abigarradas lápidas de mármol, en las que resaltan los colores y dibujos de los escudos a los que pertenecía cada uno de los miembros de la Orden cuyos restos se encuentran en su interior.
En su construcción interior resaltan una suntuosa mezcla de ventanas con rebordes dorados y el altar de lapislázuli, detrás del cual se encuentra un destacable grupo de mármoles representando el bautismo de Cristo. Detrás del oratorio una pintura de Caravaggio que representa la decapitación de San Juan.
Del paso de los ingleses por las islas han quedado sobre todo las costumbres culinarias y los ‘pubs’ típicos en los que se sirve grandes vasos de cerveza, además del idioma, que es el primero hablado en el archipiélago, seguido por el maltés autóctono, que presenta un vocabulario similar al árabe. Con alfabeto y estructura gramatical derivados del latín.
Al sur de La Valletta, las tres ciudades de Victoriosa, Senglea y Cospicua, con sus respectivas fortificaciones de arquitectura militar conocidas en su conjunto como Cottonera.
La primera, la más hermosa, muestra por el paso de sus calles y su casco antiguo su pasado medieval. Se recomienda al viajero un paseo en ‘dghajsa’ -embarcaciones tipo góndolas, al caer la tarde, cuando el sol tiñe de amarillo las sólidas fortificaciones.
Vía: El Universal
Imagen: Lonely Planet